La ideología, está de
moda. Basta con echar un vistazo a la sociedad que nos envuelve para afirmar
esta frase. Hay afirmaciones que nada tienen que ver con la orientación política
pero que sin embargo no están bien vistas para ciertos colectivos o sectores,
un ejemplo claro de ello se vive en nuestra localidad, está claro que en muchas
ocasiones, por desgracia, no se palpa la pluralidad democrática ni se lleva a
cabo un debate democrático, por el contrario, cuando se expone una idea algo
“distinta” a ciertos colectivos y/o personas individuales, se desvirtúa tu
opinión y se produce un “efecto etiquetaje” inmediato.
En ocasiones,
confundimos ciertas tendencias tildándolas con adjetivos como “fascismo” o
“nazismo”. Algo que hoy en día está más que denostado pero en boga para mucha
gente sería confundir ser católico con fascismo, o incluso la simpatía con la
monarquía.
Alba Jiménez |
No digamos cuando se
habla de unión territorial, o cuando se defiende la igualdad entre todos los
españoles, un ejemplo de ello serían las barreras lingüísticas que nos
encontramos en todo el territorio nacional en cuanto a sistemas de oposiciones
que exigen un nivel medio del idioma de la Comunidad Autónoma. Señores, si se
está en posesión de un título universitario a nivel estatal, que además
literalmente expresa “con validez para todo el territorio nacional”, ¿por qué
exigen a un opositor aprender la lengua de la CCAA para poder desarrollar su
vida laboral? ¿Quizá es un problema pedir simplemente igualdad entre todos los
españoles? o ¿quizá es un disparate rogar la unificación de competencias entre
CCAA?
Esto es algo que en
países más avanzados de Europa no se tilda de tal manera.
Cuando alguien se
presenta como una persona “de izquierdas”, se le encasilla inmediatamente como
alguien progresista, adaptado a los tiempos que corren y sobre todo, defensor
de lo público, pero esto no es así en todos los casos, un curioso dato es que en el año 2011, el gobierno socialista de
José María Barreda destinó 99 millones de euros a derivar pacientes a la
Sanidad privada, pero “aquí no pasó nada”.
Pero por supuesto estas hazañas protagonizadas por el Partido
Socialista, aunque no se quedan cortas, quedan respaldadas por las barbaridades
que está cometiendo la derecha en nuestro país, un ejemplo de ello es un tema
que ocupa la actualidad de ahora, el aborto.
El tema del gobierno actual y el aborto, es para echarnos las
manos a la cabeza, al gobierno de los recortes le importa muy poco la capacidad
de la mujer para obrar libremente como tal, sin duda son los grandes
responsables de la merma de los derechos que tenemos como seres humanos, y por
supuesto como mujeres.
Otra cosa espeluznante,
de nuestro actual gobierno del Partido Popular, es la mezcla del poder
religioso con el poder político, no se sabe desprender de los convencionalismos
católicos tradicionales. Aunque esto es algo que ningún gobierno en España ha
sabido modificar, UPyD es un partido radicalmente laico, que se desprende
absolutamente de toda ideología religiosa y no pretende por supuesto, favorecer
a la iglesia católica con dinero público.
Como ciudadana
española, me parece deleznable la soberanía del Rey al Papa, la imagen de un Jefe
de Estado besándole la mano a otro Jefe de Estado, en este caso al Papa, es
terrorífica, cuando debería comportarse por igual.
Partimos de la base de
que UPyD es un partido de ideas, no de ideologías. Las que han sido las tres
fuerzas políticas mayoritarias (PP, PSOE e IU), tienen ciertos clichés
ideológicos de los que no son capaces de desprenderse.
“Las ideologías se
hicieron para servir a las personas, pero no para que las personas sirvan a las
ideologías”.
Otro ejemplo de esto
último es la ideología radical del PP, partido que por cierto, nunca ha sido ni
es pro referéndum. La derecha prescinde de la representatividad popular,
considera al pueblo no como ciudadanos, si no como algo menos, por ejemplo
siervos. Prueba de ello es su empeño en no escucharnos a través de un
referéndum que demandan 11.000 firmas.
Algo curioso, que
despierta mi asombro, es la defensa a ultranza de la derecha hacia las
instituciones privadas, sin embargo, curiosamente todos ellos son funcionarios
públicos sin experiencia alguna en el sector privado (salvo sus cónyuges, como
el caso de la señora Cospedal): Abogados del Estado, notarios, inspectores de
Hacienda, Fiscales… y un sinfín de puestos públicos que estamos pagando todos
los ciudadanos. En cambio ellos, en lugar de solidarizarse con el sector
público, mete el “tijeretazo” a este colectivo, y no les tiembla la mano al
recortar a un trabajador de correos, a un policía, bombero, profesor o médico.
Vivimos en una
democracia donde tenemos la oportunidad de cambiar las cosas y acabar con los
clichés ideológicos que más que ejemplarizantes, son costumbristas y anodinos.
Alba Jiménez
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